P. José Matías Delgado
Vicario de la iglesia católica apostólica
romana-española-europea-invasora, en el señorío de Cuzcatlan. Padre Delgado, de la iglesia y de la patria progenitor loable,
al servicio de los criollos y el imperio europeo sus allegados y cómplices, defensor de la corona. Tu merito mayor fue ser
vocero de los criollos que no querían liberarse de España, actuaste en lógica y consecuencia con tus principios… Defender
tus pertenencias y tus tierras. Más que hablar de paz: pedías sumisión ante la Corte
de Cádiz y su constitución invasora y ajena, más que buscar justicia condenabas la violencia de la expresión de voz de las
masas oprimidas que trataban de exigir igualdad entre criollos, peninsulares, ladinos e indígenas… Padrecito de la patria,
criollito, español o mestizo: vos no crees en la igualdad, por lo menos no entre un “indio” y un europeo invasor,
porque ustedes tenían la piel blanca y nosotros curtida… Curita más que apoyar la libertad la aplastaste aquel cinco
de noviembre de 1811, le pediste al pueblo que respetara la vida y pertenencias de los usurpadores.
Delgado
que tus palabras te juzguen y no yo…
“Hombres atrevidos os han deslumbrado con falsas ideas de bienes aparentes
y os condujeron al precipicio” –P. Matías Delgado, al dirigirse al pueblo que se había alzado en armas el 5 de
noviembre de 1811, instándoles a deponer las armas y a terminar el conato de independencia.
Matías
Delgado tu papel fue el de abogado del diablo, defendías la causa que mejor te retribuyera y así llegaste a padre de la patria…
Por eso estamos aún en la actualidad pagando las irresponsabilidades históricas de chacales que como tú se tomaron la atribución
de ser héroes, cuando en realidad eran buitres convenencieros que luchaban por intereses propios.