La masacre en la cuesta de Guadalupe y Tenango
La triste noche de aquel febrero les encontró bajo un incesante bombardeo de los A-37 gringos, que sin hacer
discriminación alguna despedazaban niños, mujeres embarazadas y ancianos que inútilmente trataban de salvar sus
vidas del fuego asesino de Monterrosa y Bustillo.
Febrero 1983. Los bombardeos en las faldas del cerro Guazapa y los despliegues militares por los
mismos asesinos del Mozote, parecían inminente, por lo que la población civil se vio forzada a abandonar sus casas y pertenencias,
perseguidos por la jauría del batallón Atlacat, cruzaron en la noche del 28 de febrero la calle que de San Martín conduce
a Suchitoto, en las filas de personas que escapaban del cerco montado por Monterrosa iban mujeres embarazadas, niños y niñas
recién nacidos, cipotes chuna, heridos en hamaca, viejitos y puro campesino la mayoría mujeres, ningún efectivo de las fuerzas
revolucionarias. Tropas elite de la fuerza Armada emboscaron a la masa de civiles que solo buscaban salvar sus vidas, pero
en la madrugada del 29 de febrero de 1983 fueron sorprendidos por la muerte que caía de los cielos, en forma de bombas de
500 libras y el incésate raqueteo de los mortíferos A37 donación gringa a la guerra de baja
intensidad contra insurgente.
Aquella noche Monterrosa valientemente masacro a 250 personas desarmadas que trataban de salvar su vida, y que subían
una cuesta que les quitaría la vida, por esta hazaña la embajada gringa y la burguesía salvadoreña condecoro al asesino como
héroe.
